11. Relaciones

Entramado (Pavimento de la colina de Philopappos, Dimitris Pikionis, Atenas)
Entramado (Pavimento de la colina de Philopappos, Dimitris Pikionis, Atenas) © Antonio Juárez, 2010

La concepción abstracta del espacio, heredera del plano cartesiano que nos presenta la matemática y de la geometría clásica, difiere de una noción diversa más relacionada con la dimensión existencial. Se trata de un espacio relacional, cargado significativamente, en el que todos los puntos no tienen el mismo valor, como ocurre con el espacio abstracto euclidiano, sino que las relaciones que se establecen entre unos puntos y otros rompen la isotropía antes mencionada. Entre los diferentes puntos o lugares se establecen relaciones de significado, y en estas relaciones subyacen la mayoría de los problemas de la arquitectura y de la ciudad.

Muchos han sido los autores que nos han referido, tanto en el arte como en la arquitectura, esta noción del espacio relacional. Heidegger abre una discusión en torno a la noción de habitar en la que utiliza esta idea relacional, pues el espacio se reconoce por las relaciones generadas desde sus bordes

Italo Calvino en una de sus ‘ciudades invisibles’ narra la historia de una ciudad que se basaba en las relaciones que en ella se establecían, como si dijera que, en el fondo, tanto la ciudad como la arquitectura, son básicamente relaciones:

“En Ersilia, para establecer las relaciones que rigen la vida de la ciudad, los habitantes tienden hilos entre los ángulos de las casas, blancos o negros o grises o blanquinegros según indiquen relaciones de parentesco, intercambio, autoridad, representación. Cuando los hilos son tantos que ya no se puede pasar entre medio, los habitantes se van: se desmontan las casas; quedan sólo los hilos y los sostenes de los hilos.

Desde la cuesta de un monte, acampados con sus trastos, los prófugos de Ersilia miran la maraña de los hilos tendidos y los palos que se levantan en la llanura. Y aquello es todavía la ciudad de Ersilia, y ellos no son nada.

Vuelven a edificar Ersilia en otra parte. Tejen con los hilos una figura similar que quisieran más complicada y al mismo tiempo más regular que la otra. Después la abandonan y se trasladan aún más lejos con las casas.

Viajando así por el territorio de Ersilia encuentras las ruinas de las ciudades abandonadas, sin los muros que no duran, sin los huesos de los muertos que el viento hace rodar: telarañas de relaciones intrincadas que buscan una forma.(1)

 

(1) Italo Calvino, Las ciudades invisibles, Editorial Minotauro, Barcelona, 1983. pág. 88.

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